-Antes que nada les debo decir que ultimamente no leo los
periódicos, ni veo la Tv, que en mi PC suena Beethoven, Caruso,
Troilo, Piazzola, Camarón, algún Candombe y la Salsa que me
sabe alegrar. Que salgo por la mañanas muy temprano sin rumbo
a que entre los picos de las montañas la lejanía del horizonte me
trae la melancolía de lo que nunca más volverá a estar..., que
recuerdo con mucha nostalgia los momentos de copas, charlas y
abrazos con los amigos de siempre... Que los fines de semana en
soledad me pierdo entre el rumor de Caracas y su gente buscando
una cálida señal... Que en las mañanas el gorgeo de los gorriones
en mi ventana me embriaga el alma de dulces esperanzas y que por
las noches aún duermo con el pijama que heredé de un inmigrante tío
Andaluz difunto, soñador, poeta y carpintero, que en el galpón de su
viña entre virutas, olor a madera y uvas, tallaba en el aire románticos
versos para la apasionada musa alemana, que allá lejos en el tiempo
de la guerra y del otro lado de la alambrada, había robado para
siempre su corazón, y aunque luego separados por odios ajenos,
se casó con ella de por vida dentro de su alma... Gloriosa historia
de amor y fidelidad!
-Antes que nada debo recordarles que soy muy soñador pero no
soy carpintero, que no viví ninguna guerra, ni fui pionero en una
nueva tierra, nunca he visto una vendimia... Ha pasado el tiempo
y a ella no se si la tuve o la soñé, pero conchale esa mujer se
robó para siempre mi corazón... la llevo abrochada en el ojal de
mi vida.
-Antes que nada tengo que confesarles que en el abismo de mis
noches sin rumbo... cuando la pienso en el cristal de una
copa de vino apoyada sobre la madera de la taberna de Pascual,
siento angustia de no volverla a ver, tengo miedo de morir lejos
de ella, entonces se apodera de mi alma el fantasma de aquel tío
soñador y poeta...
-Servíme otro vino Pascual y envolveme esa botella cosecha del
34..., aunque es domingo y no anda nadie por el pueblo voy abrir
el galpón, en una de esas como en aquella primera vez, ella trae
una silla para arreglar, me pregunta por Caruso y nos sentamos
a charlar bajo el nogal, le regalo una flor y mientras tanto se
va haciendo el día me comenta de unos parientes allá en Florencia,
de las remolachas acebolladas y de las lentejas que acaba de
preparar...
Epa tío espere!!..., no se olvide de su pluma, del papel y del
ramito de violetas..., lo estaré esperando como siempre a la
vuelta de la ilusión...
"La soledad tibio gorrión que por el aire del alma se va..."
jcp
Caracas