Habla Memoria. Ese tipo que ayer fui
Fueron 90 días muy díficiles, sin sentir el sol sobre mi faz, pero
aquella compañía con sus cálidas y santas manos me brindaron la luz.
Con cariño y esmero día a día sin renuncia curaron mis heridas pero
sin pensarlo también con extrema ternura, rozaron y entibiaron los
suspiros de mi soledad. Cuando ya curado su atención terminó, noté
en el aire que respiro como nunca antes había notado su ausencia y
en el lecho de aquel dulce misterio de la ternura y el devaneo se
encendieron las alarmas de mis sentimientos..., pero la vida racional
siguió su curso sin novedad y el final de la novela es el que tenía
que ser, porque me había enamorado de quién no me debía enamorar.
A pesar de mis pesares en el sensible diálogo de las miradas presiento
su universo y acurrucado en esa cálida y loca fantasía con desvelo
hacia el me dejo llevar, guardando mis prematuros y más puros sentimientos en la cajita azul del corazón, sentimientos que al amparo de los más nobles acontecimientos sin querer se encendieron iluminando las sombras de mi soledad y que por respeto y códigos de amistad se quedaron sin estrenar
Cae la tarde de otoño en el jardín, un puñado de sol se escurre entre
las ramas de los guacharamos y sobre el piso de adoquines desparejos
dibuja caprichosamente sus formas que mis ojos creen ver lo que no se
puede ver..., vanas añoranzas..., juegos de azar, por amor se confunden
las aguas, ella no lo sabe, ni lo sabrá... sólo vive y vivirá como yo
la quiero y la siento en la muda voz que me ahoga el pecho, sobre los
bordes de mi antigua soledad, y en mi más profundo e inviolable sentimiento que por ella nació y sin alas encadenado conmigo se consumirá... Romance de una sola nota, emociones de pecho adentro.
jcp
Caracas, Noviembre 2022